AGRICULTURA ORGÁNICA

AGRICULTURA ORGÁNICA

La agricultura orgánica es un sistema de producción que trata  de utilizar al máximo los recursos del campo, dándole énfasis a la fertilidad del suelo y la actividad biológica y al mismo tiempo, a minimizar el uso de los recursos no renovables y no utilizar fertilizantes y plaguicidas sintéticos para proteger el medio ambiente y la salud humana.  Lo que distingue a la agricultura orgánica es que, reglamentada en virtud de diferentes leyes y programas de certificación, están prohibidos casi todos los insumos sintéticos u organismos genéticamente modificados y es obligatoria la rotación de cultivos para “fortalecer el suelo”. Una agricultura orgánica debidamente gestionada reduce o elimina la contaminación del agua y permite conservar el agua y el suelo en las granjas. Los principales objetivos de la agricultura orgánica son la obtención de alimentos saludables, de mayor calidad nutritiva, sin la presencia de sustancias de síntesis química y obtenidos mediante procedimientos sostenibles.

Los productores se cambian a la agricultura orgánica por varios motivos. Algunos consideran que el uso de agroquímicos sintéticos es malo para su salud y para el medio ambiente, otros se sienten atraídos por los precios más altos y el rápido crecimiento del mercado, para muchos productos orgánicos, en los últimos años. La agricultura orgánica puede representar una oportunidad interesante para muchos productores centroamericanos y puede convertirse en una herramienta importante para mejorar su calidad de vida y sus ingresos.

En un principio, la agricultura orgánica le interesaba sobre todo a los pequeños productores, hombres y mujeres, pero con el crecimiento del mercado, algunos grandes productores han empezado a producir de manera orgánica. Esto ha creado una mayor presión competitiva sobre los precios y la calidad de los productos.

Existen limitaciones técnicas con algunos productos orgánicos en algunas situaciones donde todavía no hay buenas alternativas por el uso de agroquímicos. La mayoría de los productos orgánicos reciben un precio más alto en comparación con los productos convencionales. Sin embargo, aunque es difícil generalizar, se espera que en un futuro esta diferencia de precio se reduzca debido a un aumento en la producción orgánica de algunos productos, con lo que se podrá satisfacer la demanda del mercado. Por otro lado, si bien existe el riesgo de que disminuya el sobreprecio que reciben los productos orgánicos y que, en algunos casos, incluso desaparezca, los productos orgánicos certificados son bien reconocidos en la mayoría de los mercados y, como tales, pueden ser preferidos sobre los productos convencionales.

Una acción que favorece en gran medida a la agricultura orgánica son alternativas que contrarresten los efectos dañinos de los fitosanitarios orgánicos, tales como el uso de productos biológicos que permitan producir alimentos inocuos para la salud humana y amigables con el medio ambiente, lo que se traduce en sistemas agrícolas sustentables, esto es, sistemas que permitan mantener los recursos necesarios para sostener la creciente población mundial a largo plazo, sin poner en peligro los recursos naturales para las futuras generaciones.

Dentro de estas alternativas se encuentra el uso de productos biológicos, que no son más que productos elaborados a partir de organismos vivos o recursos renovables, e incluso el uso de prácticas culturales tradicionales en combinación con las nuevas prácticas tecnológicas, que pueden llegar a ser elementos clave en el manejo integrado de los cultivos.

Un ejemplo de los productos antes mencionados son aquellos elaborados a partir de plantas. En este sentido, prácticas ancestrales de diversas culturas en distintas regiones del planeta, han mostrado resultados positivos para combatir enfermedades causadas por microorganismos como las bacterias y hongos. Dicha revalorización de las propiedades antimicrobianas de compuestos presentes en las plantas, ha cobrado mayor fuerza debido al trabajo riguroso y formal de diversos grupos de investigadores en todo el mundo.

En los últimos años se han realizado estudios a partir de extractos de plantas de arroz, los cuales presentan actividad antimicrobiana hacia la bacteria causante del rayado bacteriano y quemado del arroz; de igual manera extractos de guamúchil, ajo, cebolla, guayaba, eucalipto, peral, sábila, papaya, chile, entre otros, tienen efectos antimicrobianos contra hongos que causan enfermedades como la podredumbre gris, pudrición blanda de la fruta, la podredumbre azul del manzano, la mancha de la fruta y la marchitez del tomate.

Como ha podido comprobarse, el uso de extractos de plantas se ha convertido en una opción para el control de organismos causantes de plagas y enfermedades, además de una alternativa viable en la agricultura, ya que estos extractos contienen compuestos naturales, los cuales resultan ser menos tóxicos y perjudiciales tanto para el medio ambiente como para el ser humano, además de que su aplicación tiene gran potencial para ser utilizado en tratamientos postcosecha.

Macropol en su paleta de productos ofrece una amplia variedad de aceites y extractos: 

  • Hidroalcohólico de cebolla
  • Hidroalcohólico de ajo
  • Hidroalcohólico de gobernadora
  • Hidroalcohólico de orégano
  • Hidroalcohólico de canela
  • Hidroalcohólico de chile
  • Aceite de neem
  • Aceite de citronela 

Consulte este y otros productos en el apartado de Mercados de nuestro portal www.macropol.com.mx

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